Vino, jazz y cajas
12 de Diciembre, 2021
Uno de mis buenos amigos me confió una vez una historia digna de ser contada.
Le ocurrió una noche de otoño, en un restaurante elegante. Se encontraba muy bien vestido para la ocasión que no era otra que la de reunirse con una persona por la que uno empieza a sentir inclinaciones románticas, con el fin de conocerla mejor.
Ella también lucía lo mejor posible y llegó con muchas esperanzas al encuentro con mi amigo, tras una serie de coqueteos divertidos y sugerentes en los que ambos habían demostrado su inteligencia y buen gusto.
La cena transcurrió estupendamente, con comida excelente, buen vino, y suave música de jazz de fondo. La conversación era muy fluida y durante la misma repasaron los temas clásicos de estas ocasiones: un poco sobre los lugares de origen, la familia, la infancia y las historias más divertidas de la adolescencia.
Ambos empezaban a confiar en que la noche sería un éxito. Y, mientras llenaban las copas de vino a la espera del postre, la conversación acabó en el campo de la teoría de la decisión. Algo bastante clásico en estas situaciones.
– Entonces, ¿no has oído de la paradoja de Newcomb?
Preguntó mi amigo animado.
– No, esa no la conozco.
Su mirada intensa le invitaba a contar más.
– Pues bien, es un experimento mental. Imagina que aparece un extraterrestre procedente de Alpha Centauri, y te propone el siguiente juego: Te va a mostrar dos cajas cerradas, y te dice que en la primera caja ha puesto mil euros, y en la segunda puede que haya un millón de euros, o puede que no haya puesto nada.
– Vale.
– Y ahora tienes que elegir: puedes elegir coger las dos cajas y quedarte lo que hay dentro o puedes coger sólo la segunda la caja, la que puede que tenga o no el millón de euros.
– Esa es una propuesta estúpida.
– Eso parece, pero tiene truco. El extraterrestre es muy inteligente, y ha sido capaz de predecir de antemano lo que vas a escoger. Y si predice que vas a coger las dos cajas, dejará la segunda caja vacía, de modo que te llevarías sólo mil euros, pero si predice que sólo vas a coger la segunda caja, entonces habrá puesto un millón de euros, y te llevarías un millón de euros.
– Ajá.
– Y dicho esto, el extraterrestre se vuelve a Alpha Centauri, y te deja las dos cajas para que decidas. ¿Qué harías?
– Interesante. Porque en teoría puedo hacer lo que yo quiera, dado que ya se ha ido y no puede afectar el contenido de las cajas. De modo que si ha puesto un millón de euros en la segunda caja, y elijo sólo esa me llevaría un millón de euros, pero si elijo las dos me llevaría un millón y mil euros.
– Exacto.
– Y si por contra no ha puesto nada en la segunda caja y elijo sólo esa no me llevo nada, pero si elijo las dos al menos me llevo mil euros.
– Así es. En las dos situaciones te conviene escoger las dos cajas porque no importa lo que haya hecho el extraterrestre ganarías mil euros más.
– Pero si hago eso él habrá predicho que lo haría, y no habrá puesto nada en la segunda. Así que sólo me llevaré mil euros. Por contra si decido coger sólo la segunda caja, lo habrá predicho y habrá puesto el millón de euros, ganando un millón de euros.
– Y viéndolo así te conviene escoger sólo una caja. Y ahí está la paradoja.
Ella estuvo pensando el problema sonriente un rato, y finalmente dijo:
– Es divertido. Pero hay algo que no me encaja. ¿Cómo es posible que el extraterrestre prediga lo que yo voy a elegir?
– No lo sé. Podría tener un supercomputador que simulara tus procesos mentales y predijera tu elección con seguridad.
Ella le miró con escepticismo. Pero mi amigo no se dio por vencido.
– Pero no necesitas una explicación. Imagina, si prefieres, que el extraterrestre ha hecho el experimento con todos los habitantes de la tierra, los 9000 millones, antes que contigo, y siempre ha acertado, ¿te convencería entonces de que es capaz de predecir el futuro?
– Quizás… 1
Aún estaba pensativa, así que mi amigo decidió pasar al truco final:
– Lo mejor del asunto es que no hace falta que el extraterrestre acierte siempre para que haya una paradoja.
Él puso sus dos manos con los puños cerrados encima de la mesa con un aire juguetón ante la mirada expectante de ella y continuó:
– Si el extraterrestre sólo acertara el 80% de las veces, y te propusiera 1 euro en una mano, y posiblemente 5 euros en la otra, y te ofreciera el mismo juego aún tendrías una paradoja.
Ella rió divertida:
– Ajá. Si acierta el 80% de las veces, y elijo las dos manos debería de esperar ganar 2 euros, mientras que si elijo sólo una mano debería de esperar ganar 4. 2
Mi amigo dejó escapar una ensayada sonrisa de villano. Ella miraba sus manos alternativamente con una sonrisa en los labios:
– Has conseguido evitar mencionar en toda la cena que eras de Alpha Centauri.
– Un detalle sin importancia.
– Así que crees que puedes acertar estas cosas el 80% de las veces.
– Bueno, ahora mismo sólo puedes fiarte de mi palabra, pero he hecho este juego varias veces y puedo asegurarte que acierto más del 80% de las veces.
– Oh, tranquilo. Estoy seguro de tu palabra.
Se miraron fijamente, como dos expertos jugadores de poker, sin cambiar el gesto para no dar pistas indeseadas. Finalmente una chispa pareció atravesar los ojos de ella. Mi amigo la percibió y rompió el silencio.
– ¿Y bien?
– Creo que no vas a predecir correctamente lo que voy a elegir.
Mi amigo encogió los hombros en un gesto de confianza.
Ella cogió su copa y la bebió de un trago. Sin perder la sonrisa cogió la copa de él, se levantó y subió encima de la mesa. Antes de que mi amigo tuviera tiempo de reaccionar ella le tiró el contenido de la copa por encima, en una especie de bautismo gran reserva, y empezó a reír como una loca. Bajó de la mesa, le dio un beso en la mejilla a mi amigo, y se fue, abandonando el restaurante sin poder contenerse las carcajadas, mientras el resto de personas miraban atónitos la escena.
Mi amigo acabó la noche disfrutando de postre doble, y una curiosa historia que contar en futuras citas.
Así que, en cierta forma, ambos ganaron.
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Ella internamente pensó que, con tantísimo dinero entrando en la tierra de la nada, la inflación quitaría todo el valor a la posible ganancia del experimento, pero eso es otra historia y siendo lista, prefirió dejarlo pasar. ↩
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Las matemáticas son muy sencillas:
(estimación si elijo dos manos) = (probabilidad de predicción correcta) * (1 + 0) + (probabilidad predicción errónea) * (1 + 5) = 0.8 * 1 + 0.2 * 6 = 2
(estimación si elijo una mano) = (probabilidad de predicción correcta) * 5 + (probabilidad de predicción errónea) * 0 = 0.8 * 5 + 0.2 * 0 = 4 ↩