Relatos Absurdos

El monje y el guerrero

29 de Enero, 2021

En una cabaña apartada del mundo vivía un monje. Pasaba el tiempo enfrascado en rutinas diarias, el huerto, preparar comida, limpiar. El resto del tiempo lo dedicaba a leer, a meditar, y a escribir algunas de sus reflexiones.

La gente del lugar de vez en cuando pasaba por allí en busca de consejo, o simplemente un oído paciente en el que aliviar sus preocupaciones.

Un día, atraído por la fama del monje, un noble guerrero se presentó con su séquito en su cabaña. El monje le invitó a entrar, le ofreció algo de beber y asiento. El monje se sentó frente al guerrero, con una sonrisa y la mirada fija.

– Vengo a ti por tu fama de hombre sabio, pues la duda me asalta en un asunto.

El monje asintió con la cabeza sin decir nada, invitándole a proseguir.

– Una cruzada va a comenzar en tierras infieles. Todos los nobles han sido convocados a prestar sus servicios en pos de la fe.

El monje continuó con su expresión relajada y la mirada en el guerrero.

– Es un mandato divino para liberar a los oprimidos, y salvar sus almas de los opresores infieles.

El guerrero esperó un momento, un poco molesto por el silencio del monje. Prosiguió tratando de ocultar su molestia.

– He aquí mi dilema. Uno de los preceptos es “No matarás”, de modo que hacer la guerra sería una ofensa a los ojos de Dios. Por otro lado, liberaremos las almas inmortales de los oprimidos, lo cual sin duda debe ser de Su agrado. Tú has estudiado los textos sagrados durante años, debes saber cuál es su intención en este asunto. ¿Cuál es el camino correcto? El monje asintió y pareció perderse en sus pensamientos. Reflexionó durante un buen tiempo, poniendo al límite la paciencia del guerrero. Por fin, su mirada volvió a fijarse en el guerrero y contestó.

– Es un problema difícil. No sé cual es la respuesta correcta. Ni siquiera sé si hay una respuesta correcta.

El guerrero no pudo ocultar su molestia ante la respuesta.

– ¿Cómo no puedes saber la respuesta? Tengo entendido que tu único trabajo en la vida es aprender las intenciones de Dios.

El monje mantuvo la calma y respondió.

– Así es. Cada minuto de mi vida es la cuestión que me ronda la cabeza, pero no es una tarea sencilla. Los textos sagrados fueron escritos por hombres, interpretando el mensaje de Dios, después traducidos por hombres, copiados por hombres. Y no sólo hay que tener cuidado con los textos sagrados, tampoco incluyen la solución a todos los problemas, hay que interpretar y reflexionar sobre cada asunto con cuidado.

Al guerrero no pareció agradarle la respuesta.

– Pues bien reflexionemos sobre el asunto. ¿No debemos salvar la vida de los inocentes? ¿Ayudar a los buenos creyentes?

– Así es.

– Ahora mismo hay inocentes sufriendo en reinos infieles, hay buenos creyentes siendo encarcelados y torturados por sus ideas. Debemos pues ayudarles.

– Sí, debemos ayudarles.

– Luego la cruzada es un acto de bondad, Dios se alegrará con ella.

– ¿Estás seguro? La cruzada causará caos y destrucción. Gente morirá a causa de ella, soldados creyentes víctimas de espadas infieles, inocentes que no han tenido oportunidad de darse cuenta de su error de fe aunque nunca han hecho mal ante los ojos de Dios, buenos creyentes que morirán de hambre, o debido a que el reino infiel quiera vengarse del ataque redoblando su opresión sobre los fieles bajo su yugo. Incluso el mejor de los soldados comete errores y matará a su pesar a seguidores de la fe. A causa de la cruzada sufrirá y morirá gente que ahora piden una cruzada liberadora. La solución que ruegan para sus problemas será la causa de su desdicha.

El guerrero reflexionó sobre el asunto, pero no estaba dispuesto a darse por vencido.

– Pero al final habrá vencido el bien mayor. Una vez la cruzada termine, habrá menos inocentes sufriendo, menos fieles siendo castigados por el resto de sus días, más infieles que descubran la verdadera fé. ¿No compensará eso el sufrimiento a los ojos de Dios?

– ¿Por qué debería de hacerlo? ¿Por qué Dios iba a sopesar el bien y el mal causado en una balanza? Pero incluso si fuera de esa manera, y aceptara la compensación en caso de triunfo, el futuro es incierto. La cruzada puede terminar como lo has descrito, o puede terminar siendo acaparada por malos creyentes que sólo buscan poder, a costa de su gente. La cruzada puede extenderse por años sin fin causando sufrimiento y muerte. Incluso en el peor de los casos, la cruzada puede ser derrotada, dejando las cosas tal y como ahora, tras haber causado destrucción y caos.

Las dudas del monje colmaron la paciencia del guerrero.

– ¿Y entonces cuál es tu propuesta? ¿No hacer nada? ¿Cruzarnos de brazos mientras inocentes sufren en tierras infieles? El monje volvió a reflexionar unos instantes, dando tiempo al guerrero para calmarse un poco.

– No hacer nada puede ser mejor que hacer lo primero que se nos pasa por la cabeza. Quizás haya una solución mejor a no hacer nada, incluso puede que la cruzada sea dicha solución. Tú me has preguntado por la intención de Dios en este asunto, no puedo dártela. No estoy seguro de que la cruzada sea bien vista a los ojos de Dios. Si de verdad quieres saberlo tendrás que seguir estudiándolo.

– No tengo tiempo para el estudio. Los inocentes necesitan mi ayuda.

– Y debes dársela. Pero si lo que quieres es ayudar, mantén presente a las personas que pretendes ayudar. Asegúrate de que lo haces. Y si llegaras a descubrir que estás equivocado, y has obrado mal, al menos trata de que tus errores sean reversibles.

El guerrero salió enfurecido, montó en su caballo y se alejó con su séquito.

Meses después partió hacia tierras infieles para unirse a la cruzada. Sin mucho esfuerzo encontró otro monje como acompañante que entusiasmado le aseguraba que Dios estaba sin lugar a dudas de su parte.