Relatos Absurdos

Modestia culinaria

3 de Febrero, 2021

El otro día fui a comer a casa de unos amigos, y yo me encargué de llevar el postre.

La comida que prepararon estaba deliciosa.

Mi postre estaba mejor de lo que me esperaba, teniendo en cuenta que los postres no son mi fuerte (o cocinar en general). Pero por supuesto al terminarlo no pude evitar un ritual más antiguo que el tiempo, empecé a sacarle pegas. La textura no estaba del todo bien, el sabor no era perfecto…

Luego me di cuenta de que incluso si el postre era mejorable, esa necesidad de expresarlo en voz alta tenía que ser algo cultural, alguna parte de mi cerebro intentando decirme “no sobresalgas, critica lo que tú haces, no vayan a pensar que eres un arrogante”. O algo por el estilo. La sensación es difusa pero fuerte.

No sé cómo de común es esta sensación, pero la he notado en otras personas también. Esa necesidad de rápidamente tirar piedras sobre la creación propia a la vez que ensalzar la creación ajena.

Y volviendo a casa pensaba en qué diferente es esta cultura, o ese ritual, de la costumbre en ciencia de ensalzar los trabajos propios, y a veces de quitar importancia a los trabajos ajenos.

En ciencia las presentaciones, los artículos y sobre todo las notas de prensa derrochan autosatisfacción. Uno tiene que dejar claro cómo tus nuevos métodos son muy superiores a los anteriores, cómo tus resultados muestran claramente tu teoría favorita, mientras los demás tienen algún fallo metodológico que invalida su teoría.

Y pensé lo raro que sería si estas culturas se invirtieran.

Si al inicio de cada artículo apareciera la mandatoria autocrítica para no sobresalir:

En este trabajo intentamos encontrar el efecto de este medicamento, pero los datos no eran los que nos hubieran gustado, y quizás nos pasamos un poco en el análisis estadístico. Además no es tan original como el artículo de Menganito, que sí que utiliza métodos rigurosos.

Mientras que las cenas fueran una competición por sobresalir.

Tus patatas estaban rancias, no como mi tarta que ha quedado estupenda, con la cantidad justa de azucar para que sea sana sin perder sabor.

Vistos así no estoy seguro de qué ritual me resulta más extraño.